Por Rocío Vellón “Si no tenemos los mismo miedos, no tenemos los mismos derechos” se repitió en todos los medios de comunicación, sobre todo en redes sociales, y este 8M la llevó como estandarte.
Históricamente los medios de comunicación masivos, siempre dirigidos y conducidos por hombres, tomaron los temas “de mujeres” con el objetivo de ampliar sus públicos. Si, en la década del 70 del siglo pasado los hombres se dieron cuenta que éramos más mujeres en el mundo. Solo con un afán comercial, nunca en busca de equiparar derechos, las mujeres comenzaron ser parte activa los medios de comunicación, y el techo de cristal de las mujeres periodistas se visibilizó.
Como pudieron, las mujeres del mundo comenzaron a ocupar un lugar en los medios, bajo un halo “rosa”, los temas por y para mujeres tomaron protagonismo, que no le permitieron la consolidación de pares e el ámbito periodísticos con los hombres. El tiempo pasó, y muchas cosas no cambiaron ni siquiera hoy, con el movimiento de mujeres más activo que nunca en todo el mundo. Las mujeres periodista continúan siendo objeto de sexualización y mansplaning en vivo.
La brecha de género en el mundo periodístico es un hecho ineludible, sobre todo en las esferas más altas de los medios. El ‘techo de cristal’ es una metáfora que hace referencia a la escasez de mujeres en los puestos directivos, llegar a ellos es casi imposible., y en los contados casos en los que esta proeza es alcanzada, la remuneración por la tarea está por debajo de la que percibiría un hombre en el mismo cargo.
Los medios de comunicación son un reflejo de la sociedad. Y si vivimos en una sociedad machista y patriarcal, ¿ Por qué los medios no serían machistas y patriarcales?. ¿por qué los medios estarían exentos de ser reproductores de estos conceptos, idealizando la comunicación y el periodismo? Es situarnos ante el mansplanning, son los hombre lo que plantean las agendas de los medios y son ellos los que hoy imponen términos y condiciones, en un mundo donde no todos los profesionales periodistas están ávidos de formarse y sobre todo de comprender de forma consiente la demanda de la sociedad en materia de contenidos, información y terminología correcta para definir la noticia.
Aquí entran la individualidad y la ideología. El periodismo es ideológico, la obejtividad no existe. Se puede contar la noticia con total imparcialidad, pero a la hora de la reflexión las ideologías dominantes entren en la escena, y las mujeres periodistas estamos expuestas a el sexismo, como humor, la sexualización de nuestros cuerpos y la imposición de la agenda mansplanig Los comportamientos de una sociedad en la que aun hoy impera la agenda de los varones se traslada a los medios y los ubican en la trinchera del feminismo en la que cada día somos más.
“Si no tenemos los mismo miedos, no tenemos los mismos derechos”- -“Si no tenemos igual oportunidad profesional, no tenemos los mismos derechos”